CUENTOS DE NAVIDAD.

¡POR FÍN! Hemos tenido mucho trabajo leyendo las espectaculares historias que nos han traído nuestros pequeños autores de sus vacaciones de Navidad. Como queríamos mostrar desde la biblioteca las obras con su autor, se han seleccionado algunos cuentos que venían identificados con el nombre de los niños que lo han escrito. No obstante, esto es sólo una pequeña parte de todos los cuentos que han llegado a la biblioteca de nuestro cole. ¡También podéis encontrar algunos cuentos expuestos en nuestro tablón de anuncios porque están presentados en un formato muy artístico! El equipo de biblioteca espera que todos aquellos que leáis los cuentos disfrutéis como lo hemos hecho nosotras.



UN NIÑO LLAMADO PEDRO.
Los Reyes Magos y Papá Noel, reparten regalos por todo el mundo a los niños y niñas buenos y buenas.
Había un niño llamado Pedro que se portaba mal. No atendía en clase, se peleaba con sus amigos, no contestaba cuando se le llamaba. Ese año los Reyes Magos lo castigaron sin ningún regalo.
Pedro pensó: “si me porto bien, el próximo año tendré regalos. Durante todo el año 2012 Pedro se portó bien y en el 2013 los Reyes le trajeron un acuario con peces.

Pablo. 1ºB

QUIERO TODOS LOS JUGUETES
En una ciudad vivía un niño que se llamaba Manuel. Era moreno con los ojos azules; no era muy alto y tenía 7 años.
A Manuel le gustaba mucho la Navidad. Él quería que los Reyes Magos le trajeran todos los regalos aunque el resto de niños del mundo se quedaran sin ellos. Su madre le decía: “No puedes pedir todos los regalos porque los demás niños se quedarán sin ellos y se pondrán muy tristes”. Manuel contestaba: ”Yo quiero tener todos los regalos para jugar mucho, mucho”.
Llegó el día de los Reyes Magos y dejaron todos los juguetes en casa de Manuel. Él se puso muy contento y jugó un buen rato con ellos. Pero se dio cuenta de que con los juguetes se seguía aburriendo.
Su madre lo vio triste y le dijo: “Manuel, pediste tantos juguetes que se te olvidó pedir el regalo más divertido:            UN BUEN AMIGO”.
                               FÍN
Eduardo Carvajal Fernández. 2ºA


EL PERRO VAGABUNDO.
Érase una vez un perro vagabundo que andaba perdido por las calles de un pueblo llamado Calamonte.  El día de Nochebuena toda la gente estaba en las calles de compras o de fiesta.
Una niña iba con sus padres a cenar a casa de sus abuelos. En el camino se encontró con un perrito que estaba muy asustado y parándose en frente de su papá le dijo:
-¡ Papá, papá!, ese perro está solo y asustado.
_¿Y qué quieres que hagamos nosotros?- le respondió su padre.
-Vamos a llevárnoslo a casa, es tan pequeño.
-Si pero a tu abuela no le gustan los perros- apuntó su padre.
-Ya pero este es tan pequeñito y está tan asustado que seguro que le deja quedarse.
Sin más la niña lo metió en una caja de cartón y cargó con él hasta la casa de su abuela.
Cuando llegaron lo primero que hizo fue enseñárselo a la abuelita que dijo muy emocionada:
-¡Qué perro más bonito!, ¿Es para mí?
- Pero abuela si a ti no te gustan los  perros- contestó la niña.
- Si pero este se ve que está solo y triste y hoy es día de nochebuena y nadie debería estar triste.- Afirmó la abuela haciéndose cargo del perro.
El perro muy contento se puso a ladrar y a mover el rabito en señal de agradecimiento.
-Guau, guau, guau…

María Barrero 3ºA


UN DÍA DE REYES
La víspera de reyes, el día 5 de enero, mi familia y yo salimos como todos los años a la cabalgata. Es una cabalgata espectacular llena de alegría, llena de colores…
Mis hermanos y yo nos pusimos en primera fila desde la que vimos pasar a los tres Reyes Magos que iban saludando con una sonrisa a todos los niños que estábamos esperando verlos pasar. Al terminar la cabalgata regresamos a nuestra casa. Esa noche mágica todos los niños debemos acostarnos temprano. Nosotros cumplimos con la tradición y nos acostamos pronto. Mi hermana mayor puso el despertador a las 9:00 de la mañana siguiente, pero lo que consiguió fue asustarnos con el timbre. Cuando nos levantamos encontramos sobre la mesa del salón una carta de los reyes, una taza de descafeinado y tres bombones que no les habían dado tiempo de comerse.
En el pasillo encontramos nuestros zapatos llenos de caramelos, y seguimos buscando en otra habitación.  Lo primero que vimos allí fue una linterna caída al pie de la cama, que en su huida dejaron caer los Reyes Magos. En la cama estaban los regalos de mi hermana mayor, de mi prima y de mis padres. Pero los regalos de mi hermano y mío no estaban. Nos quedamos muy tristes. De pronto, mi padre se dio cuenta que la linterna estaba en el suelo, al lado de la cama. Nos dijo que cogiéramos la linterna y alumbráramos debajo de la cama. ¡Allí estaban nuestros regalos! Los Reyes no se habían olvidado de nosotros.
Soy muy feliz al saber que existe la magia de los Reyes Magos.
                               FÍN
Ismael Moruno … 3ºB


¿DÓNDE ESTÁ MELCHOR?
Érase una vez un Rey Mago llamado Melchor que se perdió. Como eran tres, los otros dos buscaron por todos los sitios: por el bosque, por el cielo… pero no lo encontraron. Y lo necesitaban para la noche de  Reyes, que era el cinco de enero.
Preguntaron a todos los reinos de alrededor para ver si alguien lo había visto. Pero nadie sabía nada.
Se fueron a su cueva secreta a hacer un conjuro para encontrarlo. También miraron en su bola mágica y vieron… ¡que estaba durmiendo apoyado en su camello en medio del desierto!
Fueron a buscarlo y cuando se despertó les dijo que le había pillado una tormenta de arena cuando iba a cargar el camello con los regalos. Cuando se tumbó detrás del camello estaba tan calentito que se quedó dormido un par de días.
Gaspar y Baltasar, que así se llamaban sus compañeros, estaban muy enfadados porque se habían preocupado mucho.
Muy rápidamente subieron a los camellos y fueron a la cueva a recoger los regalos para los niños.
La noche mágica de los Reyes fueron los tres juntos recorriendo todo el mundo para entregar los regalos a los niños buenos y carbón a aquellos que se habían portado mal,
                                               FÍN
Elvira Morcillo Santiago. 3ºC


LA ISLA DEL POLO NORTE.
Érase una vez una isla del Polo Norte en donde había un pueblo con un volcán. Allí nevaba y granizaba todo el año y por eso el volcán estaba muy tapado. Esta isla se llamaba Balmene. Cuando llegaba la Navidad, sus habitantes se reunían en la Plaza Mayor y pedían deseos.
Dos niños pobres sin padres siempre pedían el mismo deseo:
-              Por favor estrella de la Navidad que nos adopten en una familia.
Cuando cada habitante de la isla se marchó a su casa para esperar la llegada de Papá  Noel, los niños como no tenían casa se pusieron a pasear por el pueblo y vieron a Papá Noel que les dijo:
-              Vuestro deseo se hará realidad esta noche.
-              ¿Y como será? – preguntaron los dos.
-              No os puedo decir más. Respondió Papá Noel.
Buscaron cartones como cada noche y se fueron a dormir a unos bancos que estaban enfrente de un árbol. Allí se quedaron dormidos y cuando se despertaron, el árbol se había convertido en un árbol de Navidad y dos personas que había allí les dijeron que se fueran con ellos. Desde ese día los niños fueron adoptados y vieron cumplido su deseo.

Tomás Porteros Acosta 4ºC


LA MAGIA DE LA NAVIDAD.
Era un 24 de Diciembre de hace 3 años. En una tienda al Norte de Inglaterra vendían árboles naturales de Navidad; los había de todas las clases: más grandes, más pequeños, más finos, más gruesos… Todos eran preciosos. Menos uno que se veía débil con muy pocas ramas y más oscuro que los demás.
La gente llegaba y poco a poco la tienda se fue quedando sin árboles hasta que al final el único que se mantuvo allí fue el árbol débil. El dueño estaba a punto de cerrar cuando llegó Lucía, una niña de 8 años con sus padres que al ver el árbol que quedaba decidieron irse a otra tienda, pero Lucía no pudo evitar mirarlo. Era como si ese árbol se sintiera triste y desprotegido. Entonces le inspiró mucha ternura y sin dudarlo un momento le dijo a su padre:
-Quiero ese árbol, papá.
- Pero Lucía, apenas tiene ramas, es oscuro, débil y no va a quedar bonito.
- No, papá, lo decoraremos muy bien, por favor, vamos a llevárnoslo.
- Está bien, como quieras.
Llegaron a casa, le buscaron un sitio y lo colocaron. A Lucía no le importaba que fuera más feo que los demás. Le puso cintas de colores, bolas, figuritas… para ella era el árbol más bonito del mundo.
Ya era muy tarde y Papá Noel tenía que venir esa noche, así que Lucía se fue a la cama muy contenta e impaciente deseando que al día siguiente tuviera todos los regalos que había pedido bajo el árbol.
Llegó el día 25 de Diciembre. Lucía se despertó muy temprano, saltó corriendo de la cama, se dirigió al salón donde estaba su árbol y cuál no sería su sorpresa que el árbol que había decorado el día antes no tenía nada que ver con el que estaba delante de ella. Era mucho más bonito, irradiaba vida por todas sus ramas, desprendía una luz inmensa con mucho colorido que iluminaba toda la casa. ¡No podía ser! ¡Era precioso!
Tan encantada y maravillada quedó que no le prestó atención a los regalos que estaban a los pies de aquel maravilloso árbol y sólo quería contemplarlo sin quitarle la vista de encima.
-¡Papá, mamá! ¡Venid, rápido!
Cuando los padres llegaron al salón no podían creer lo que estaban viendo, ¿cómo era posible? ¿Cómo había ocurrido?
Lucía decía que había sido la magia. LA MAGIA DE LA NAVIDAD.

Elena Asensio Ceborro. 5ºA


EL RENO DE LA NAVIDAD.
Érase una vez en una Navidad,  el reno más pequeño de Papá Noel todavía no sabía volar. Se sentía triste y solo. Entonces sus padres le preguntaron qué le pasaba y él respondió:
-Mamá, este año me toca a mí ir con Papá Noel a repartir los regalos a los humanos y todavía no sé volar.
Sus padres le dijeron:
-Hijo, alégrate un poco, que nosotros te ayudaremos en estos días que quedan. Empezaremos mañana por la mañana a practicar y así todos los días.
Dos días antes de nochebuena  el reno aprendió a volar. Al día siguiente, cuando fue a volar con sus padres se distrajo mirando al cielo y tuvo un accidente, se chocó con un pino, el reno se torció una patita y volvió a ponerse triste. Sus papás  bajaron corriendo y lo llevaron al establo de los renos.El reno estaba muy, pero que muy triste. Sus padres le dijeron:
-Pero hijo, ¿qué te pasa, si ya estás en tu establo?
El reno respondió que no podría volar al día siguiente con Papá Noel y su mamá dice:
-Bueno hijo mío, deja de pensar en eso y duérmete que a lo mejor mañana estás bien.
Cuando el reno se levantó por la madrugada para beber, una voz le decía que no se preocupase que se pondría bien. El reno miró debajo de sus patitas de donde salía la voz y preguntò:
-¿Quién eres?
-Soy el duende de los deseos y haré que se cumpla lo que más deseas,  que es que tu patita se ponga buena.
El reno se durmió feliz y al día siguiente pudo comprobar que no había sido un sueño y que su patita estaba bien. Por la noche pudo ir con Papá Noel a repartir regalos y se juró que nunca más volvería a distraerse cuando volaba.

Mª José Ortega Santos  5ºB

TOMÁS Y LA NAVIDAD.
Todo ocurrió en un pequeño pueblo llamado Lina, un 24 de Diciembre, cuando Tomás se encontraba en la cama. En el silencio de la noche escuchó un ruido que procedía del jardín.
Se asomó a su ventana y sorprendido vio a Papá Noel. Rápidamente bajó y encontró a Papà Noel mirando muy triste su trineo roto.
Tomás le preguntó:
-¿Qué le ha pasado a tu trineo, te encuentras bien Papá Noel?
-Sí yo estoy bien pero creo que necesitaré muchas herramientas que no tengo a mano para arreglar esto. –Contestó Papa Noel.
Entre los dos llevaron el trineo al garaje y consiguieron arreglarlo.
Como agradecimiento Papá Noel invitó a Tomás a acompañarlo a repartir los regalos. Tomás estaba muy emocionado y se sentía maravillado viendo como el trineo comenzó a volar entre las casas.
Tomás y Papá Noel bajaban por la chimenea y dejaban los regalos a todos los niños.
Llegaron a París, Tomás se quedó sorprendido al ver la Torre Eiffel encendida con tantas luces.
Visitaron montañas nevadas con muchos ciervos y así se pasaron la noche.
Antes de que amaneciera habían conseguido repartir todos los regalos. Papá Noel llevó a casa a Tomás y le preguntó:
-¿Te gustaría ayudarme también al año que viene?
Tomás aceptó muy entusiasmado.
-Pero debes guardar el secreto.- Le advirtió Papá Noel.
Se abrazaron y Tomás le regaló su amuleto de la suerte y se fue cansadísimo a la cama.
Por la mañana su mamá le despertó para que viera los regalos que le había dejado Papá Noel debajo del árbol, entre ellos había un trineo para que Tomás jugara en la nieve.
Fue su mejor regalo de Navidad.

Ainhoa Trinidad del Hoyo. 5ºC

EL HEROE DE LA NAVIDAD.
La familia Noel vivía en una bonita casa en Laponia, una ciudad del norte del Reino Unido. Allí hacía mucho frío aunque Papá Noel, Mamá Noel y sus hijos estaban acostumbrados. Ellos se dedicaban a construir  juguetes en su gran fábrica junto a sus pequeños ayudantes, los elfos.
Era 19 de diciembre y faltaba una semana para que Papá Noel, cargase su trineo mágico de regalos, preparase a sus renos voladores y repartiese los regalos a todos los niños que se habían portado bien durante el año.
El trabajo de la fábrica en los últimos días era agotador, pero ese año hubo un problema añadido: La familia Noel estaba cenando en su casa cerca de la chimenea la noche antes de Navidad cuando de repente el fuego se apagó.
Papá Noel se acercó a la chimenea y una gran fuerza le absorbió. La extraña fuerza provenía del tejado, allí su malvado hermano, el Tío Noel le absorbió con una enorme aspiradora ante el asombro de su familia. El era un hombre perverso y muy distinto físicamente a Papá Noel: era delgado, de pelo negro y sin barba.
Timy un elfo muy travieso no podía dormir por los nervios que le producía la Navidad y cuando oyó el gran estruendo que produjo el secuestro del señor Noel, se asomó por la ventan y vio asombrado como lo raptaban.
Entonces decidió valientemente rescatarlo. Había fabricado una pistola que lanzaba una enorme red cuando apretaba el gatillo. Papá Noel no le gustaban estos juguetes y se lo tenía prohibido pero Timy al ver que no había otra solución decidió usarla. Se montó en el pequeño reno Rudolf,  subió de un salto al tejado y antes de que el Tío Noel se llevase a Papá Noel Timy le envolvió en la red y lo atrapó.
Al día siguiente todo estaba preparado para el reparto de regalos. Papá Noel se sentía en deuda con el pequeño Timy y en señal de agradecimiento decidió que le acompañara esa noche a repartir los juguetes. Gracias a Timy todo el mundo que se había portado bien pudo tener su regalo y esas fueron las mejores Navidades de su vida.

Adelaido, 6ºA